Bmail
Maya Morales
maya.morales@bmail.com
Querido destinatario, el día de ayer tuve una noche terrible; me impresioné a mí misma cuando pude conciliar dos horas de sueño. Las noches previas a las de ayer fueron una tortura; como si fueras quemada en vida por todo aquello que solía brindarte alegría, una flagelación por cada sonrisa y un minuto de sofocación por cada minuto que ingenuamente deseabas que todo durara para siempre. En fin… ayer fue una noche terrible pero aun así ligeramente más soportable que las anteriores; ese era el punto.
El día de hoy no he desayunado. Debo admitir que ayer no salí al mercado… causa de la ausencia de comida desde la mañana previa. No tengo hambre y mucho menos apetito. Cuanto tiempo no pasé buscando una dieta para bajar de peso… pensar que la solución era deprimirme. Creo que mi vida depende de quién sea el lado victorioso de la carrera entre los nutrimentos de mi cuerpo o mi indisposición a salir. ¿Cuál se acabará primero? No lo sé ni yo, creo que ver el resultado es la mayor expectativa que he tenido en los últimos meses.
Hoy una señora me aconsejó encomendarle mis problemas a Dios; supuestamente porque él me ama… fueron necesarias todas mis fuerzas para no soltarle un golpe en ese mismo segundo. Si existe un Dios no podría posiblemente importarle nada en el reino mortal; no después de las injusticias que me han pasado a mí y a medio mundo. Me rehúso a creer en Dios; aunque si existiera todo sería mucho más fácil. Ojalá existiera ese Dios amante del humano, ojalá…

Hasta mañana querido destinatario.

Atte:
Maya Morales